EL destino ha unido dos miradas ancladas en China que emergen mágicamente universales con motivo del 300 aniversario de la Biblioteca Nacional. La de Gao Xingjian (Ganzhou, China, 1940), premio Nobel de Literatura 2000 y pintor, con su lienzo La Fuite (La Fuga, 2006), y la de Jean Baptiste Bourguignon d’Anville (1697-1782), a través de su mapa de la China y Asia Central, que completó en 1734. D’Anville fue uno de los geógrafos y cartógrafos franceses más importantes del siglo XVIII y el primer occidental en proporcionar una visión precisa y detallada de la geografía China y sus regiones adyacentes. Encargado en 1708 por el emperador, esta visión occidental de China fue una de sus obras más sobresalientes y, de hecho, fue la predominante hasta finales del XIX ya que, gracias al método de d’Anville de laboriosa investigación a través de viajes, relatos históricos, mapas antiguos, poemas, vida social y costumbres, poseía una excepcional precisión.
Sin duda esta ilustrada versión podría entroncar soberbiamente con la no menos minuciosa, fascinante y literaria visión de China que ofrece en su obra Gao Xingjian, fantástico pintor creador de un lenguaje moderno de la tradición de la tinta china que en su novela semi-autográfico La montaña del alma plasma detalladamente sus reflexiones y emociones vividas en las regiones más recónditas de China en busca de la montaña sagrada (Lingshan), símbolo más allá de la realidad, y búsqueda del sueño de franquear los límites que paralizan al individuo, aniquilado por la dificultad de la existencia. La evocación de la búsqueda aparece en Gao Xingjian como un elogio de huida, que se concreta en una de sus obras pictóricas más sublimes, La Fuite, elegida para la exposición. Un lienzo enorme de 2x3 metros realizado a base de tinta china, en el que surge una figura oscilante con forma humana que parece huir y se alarga, ondulante y sensualmente hacia el infinito.