Una convivencia bajo sospecha

A lo largo del primer tercio del siglo XVI se decreta en los distintos reinos de la Península la conversión forzosa de todos los musulmanes. La Inquisición tuvo bajo su punto de mira a los nuevos conversos, pero durante los primeros años se empleó con más fuerza persiguiendo los conversos judíos y la amenaza protestante, y evitó acciones generales en aquellas zonas donde las comunidades moriscas estaban cohesionadas y protegidas por razones económicas por los señoríos. Sin embargo, se fueron recortando paulatinamente sus usos y costumbres. El decreto de 1567 que abolía sus modos de vestir, bailes y canciones está entre las causas que desatan la revuelta de las Alpujarras al año siguiente, desencadenando la represión posterior y finalmente la expulsión.

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