Hay noticias varias que atribuyen a Leonardo la redacción de una obra teórica sobre el arte pictórico, sin embargo, no se conoce ningún testimonio completo de esta naturaleza. Tal vez el maestro florentino nunca llegase a ultimar un borrador unitario porque, varios años después de su muerte, el fiel discípulo Melzi llevó a cabo una tarea de compilación encomiable. Su aportación consistió en seleccionar, transcribir y organizar un conjunto de fragmentos originales. Así nació el Codex Urbinas Latinus 1270 de la Biblioteca Apostolica Vaticana, fuente primordial de esta obra.