Julián Martín Abab
A Jon Juaristi
Nudo gordiano
Podemos otorgar a los manuscritos vincianos, con signaturas topográficas actuales Mss. 8936 y Mss 8937 (la denominación vulgar es la de Códices Madrid II y I respectivamente), la condición de fundacionales, pues hemos de suponer que pasarían a la Biblioteca Real en los primeros momentos, cuando se incorporaron los volúmenes que se conservan en las diversas dependencias del Alcázar Real a la primitiva y ya cuantiosa colección formada con los volúmenes procedentes de las bibliotecas confiscadas por Felipe V a los partidarios de su enemigo, el archiduque Carlos de Austria, en la Guerra de Sucesión.
Hay que tener en cuenta que en su primer momento quizás no existió una auténtica separación física entre los libros manuscritos, aunque se tenía clara conciencia de su singularidad, y los impresos; no obstante, la situación no se prolongó durante mucho tiempo. A la altura de 1761 ya está documentada incluso la separación, dentro de la colección de Impresos, de los "libros más exquisitos y de más raras y antiguas ediciones", es decir de los Incunables, también como colección singular.