En tiempos de Góngora, Europa habla español. La Monarquía Católica es la formación política y económica más extensa del orbe, y vive su apogeo. Desde la corte de Madrid se hilan la guerra y la diplomacia del Viejo Mundo; desde la Casa de la Contratación de Sevilla, se encauza el comercio con el Nuevo. España es un embudo por el que todo pasa: la plata y las epidemias, el Quijote y las malas cosechas. No faltan estrellas fugaces ni errantes, tampoco estrellas de oropel, pero son las estrellas fijas, como Cervantes, Lope de Vega y Góngora, las que sirven de guía en el mapa literario de España, que entonces abrazaba el mundo.