«Ancho río en cláusulas de espumas». Presencia fecundante de Góngora en la literatura española del siglo XX

 

Carlos Clementson

Recuerdo a un inquieto adolescente allá en su aula de cuarto curso de bachillerato, en su Córdoba nativa, a fi nes de la década de los cincuenta: en el no muy límpido cristal de las ventanas tiembla, vaga y opaca, la luz bajo la tarde de un invierno escolar con restricciones. Ha cesado la lluvia; en la penumbra, grave, el marista corrige algunos ejercicios, o bien, pasea a lo largo del aula, vigilando el estudio. Lentamente, la hora se va recubriendo de ceniza y en el patio empozándose va la dudosa y ajada claridad del fi n del día. Mas, de pronto, en el silencio inerte del aula, sin que nadie parezca darse cuenta, acaece el milagro, y, al conjuro de unos leves signos, de la cita de unos pocos versos, leídos por el joven en su Historia de la Literatura todo es claro y lustral como el diamante; todo se hace, de pronto, musical, tónico y sonoro bajo un soplo de júbilo en el aire; y ya no es Córdoba, ni es un invierno de plomo en los cincuenta. Es verano. Sicilia. El sol destella, fúlgido, al conjuro de un numen soberano que ennoblece y parece exaltar el hecho del vivir por su palabra: «Purpúreas rosas sobre Galatea / la Alba entre lilios cándidos deshoja».