La caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos ha sido una de las fechas tradicionalmente manejadas para poner fin a la Edad Media. Sin embargo, también se ha considerado la importancia del papel jugado por la expansión de Europa fuera de sus fronteras como una mayoría de edad que realmente señala el comienzo de los tiempos modernos. En este sentido, la ocupación completa del espacio físico europeo y la extraversión a otros continentes sería la verdadera fecha que serviría de bisagra. La transición se operaría así durante la época de los descubrimientos y frente a 1453 sería más oportuno adoptar la fecha de 1492, que señala el protagonismo de Europa en un hecho trascendental de la historia de la humanidad: la apertura de la comunicación entre los cinco continentes, el surgimiento de un solo mundo, la aparición de una verdadera historia universal.