M. Teresa Ortega Monasterio
La calidad textual de las biblias hebreas copiadas en la Península Ibérica se ha tenido por excelente a lo largo de la historia, y de ello dan fe tanto las fuentes medievales, como la investigación moderna, desde H. J. Zimmels (1958) hasta Ch. D. Ginsburg (1966). Aunque las biblias fueron quizás lo más destacado de la producción hebrea manuscrita de la Península, esta no se limitaba a ellas, sino que incluía manuscritos de todo tipo que reflejaban el amplio espectro de temas que les resultaban de interés a los estudiosos judíos de la época. A pesar de esta ingente producción manuscrita, y dada la hazarosa trayectoria de los judíos de Sefarad, muchos códices salieron de la Península y muchos otros fueron destruidos, por lo que el número de los que finalmente quedaron en suelo español se vio muy mermado. Por ese motivo, las colecciones que en la actualidad se conservan en las bibliotecas y archivos españoles no se puedan comparar numéricamente con otras europeas o del resto del mundo.