Consumadas las independencias en las primeras décadas del siglo XIX, se construyeron discursos nacionales centrados en la exaltación de la libertad alcanzada con la intención de que los distintos grupos socioculturales comenzaran a tener un ideario compartido. La difusión de textos y panfletos, históricos y biográficos, favorecieron la conformación de imaginarios colectivos, y las luchas entre los distintos Estados ayudaron a dibujar las identidades nacionales por negación de las vecinas. Algunos grupos socio-culturales mantuvieron algunas dinámicas de comportamiento heredadas del pasado, sin que por ello deban calificarse de retrocesos. La pluralidad pervivió sobre las pretensiones de uniformización.