La fragmentación de la monarquía hispánica

La abdicación del rey Fernando VII a favor de José I Bonaparte en 1808 fue interpretada por una gran mayoría de la población como un acto de traición. Al ceder la corona heredada a un extranjero, se resquebrajó la arquitectura política que había permitido hasta entonces mantener unidos los distintos reinos, provincias y territorios, americanos, europeos y asiáticos que conformaban la Monarquía imperial hispánica. La invasión de las tropas francesas al mando de Napoleón Bonaparte a la Península Ibérica precipitó la guerra. Las guerrillas y el ejército organizado se enfrentaron a las tropas napoleónicas hasta lograr su expulsión. El desajuste económico, político e institucional ocasionado por la coyuntura bélica tardó en resolverse. El Antiguo Régimen languidecía, mientras se perfilaba el nuevo orden político.