«Démonos un Estado, construyamos una nación»
Con esa meta en el horizonte arrancaron a la vida independiente los territorios que habían pertenecido durante tres siglos al sistema español. La quiebra del Antiguo Régimen y la entrada en la modernidad política, gestada en el marco del liberalismo doceañista, se proyectarían en el «hemisferio americano» donde los súbditos se convirtieron en ciudadanos que reivindicaron su capacidad y derechos para constituir naciones soberanas. ¿Pero qué naciones? ¿Cómo se entendieron y formularon en distintos espacios y coyunturas? Las propuestas fueron diversas como lo eran las élites que las elaboraron. Nación cívica versus nación étnica, nación política versus nación cultural fueron binomios explicativos que hubieron de habérselas con el envite de realidades heterogéneas, cambiantes y complejas.