Joan Manén i Planas (1883-1971), violinista y compositor barcelonés. A los tres años de edad demostró una alta predisposición al aprendizaje musical, estudiando solfeo con su padre e iniciándose en la técnica violinística a los cinco años con Vicente Negrevernis. En 1890 es admitido, bajo la tutela de Clemente Ibarguren, en París. En 1892 debuta públicamente en el Casino de Castellón, interpretando Adiós a la Alhambra de Jesús de Monasterio, Air varié de Charles de Beriot, y Balade et Polonaise de Henry de Vieuxtemps. Ese mismo año actúa para la Reina Mª Cristina y la corte, conociendo al violinista Enrique Fernández Arbós. A finales de 1892 se embarca en una gira por América del Sur junto a su padre, actuando en el Teatro Onrubia de Buenos Aires, interpretando obras de Mendelssohn y Beethoven. Consigue la protección de Enrique Granados. En 1894, tras comenzar a ofrecer conciertos como director de orquesta, es recibido en Bélgica por Eugène Ysaÿe. Ese mismo año en Berlín entra en contacto con el violinista navarro Pablo Sarasate, por mediación de su secretario Otto Goldschmidt.
En 1899 es contratado para ofrecer quince recitales en Alemania, contrato que ve renovado al ser nombrado sustituto de Fritz Kreisler, donde conoce a Max Bruch, quien durante mucho tiempo le acompaña al piano.
De retorno a Madrid es invitado a interpretar el papel de solista del Concierto, nº. 2 de Paganini, bajo la dirección de Gerónimo Giménez. A consecuencia de esta interpretación es nombrado Socio de Honor de la Sociedad de Conciertos de Madrid. En diciembre estrena en el Teatro del Liceo de Barcelona su ópera Acté. Amadeo Vives y Joan Lamote de Grignon publican una crítica en la Revista Musical Catalana en la que apoyan al compositor frente a la mala acogida de la obra entre el público barcelonés. Posteriormente, en 1908, reestrena su ópera en Alemania, convirtiéndose, así en la primera ópera estrenada por un español en dicho país. No obstante, la versión definitiva de Acté no fue estrenada hasta 1931, nuevamente, en el Teatro del Liceo de Barcelona.
En 1904 estrena Cançons catalanes per a soprano, orquestra de corda i arpa en Berlín, recibiendo elogios de la crítica berlinesa. Es en este momento cuando Manén comienza a recibir numerosos contratos como intérprete y compositor.
En noviembre de 1911 estrena Juventus, Concerto grosso per a orquestra, piano i dos violins, op. A-5 en el Kurhaus de Wiesbaden, junto a H. Hermann, Joaquín Nin y bajo la dirección de Otto Lohse.
Las giras por las distintas ciudades europeas -Londres, Berlín, Oslo, Ámsterdam, etc.- se suceden a un ritmo frenético. La crítica recuerda con especial mención el recital ofrecido junto a la pianista Teresa Carreño y el violonchelista A. Heking en la ciudad de Danzig. Sin embargo, este despegue internacional se ve truncado con el inicio de la I Guerra Mundial. A pesar del largo paréntesis de seis años que experimentó la carrera de Manén, el público español, y muy especialmente el barcelonés, pudo disfrutar con una mayor frecuencia de sus recitales. Junto a Enrique Granados ofrece el ciclo de sonatas de Beethoven, poco antes de la muerte del pianista. En 1916 retoma su entusiasmo por el ciclo, esta vez acompañado por Joaquín Nin en Valencia. Es así como comienza a organizar distintos festivales aunados bajo su persona, en Madrid y Barcelona, consiguiendo siempre una gran acogida entre el público.
En 1920 se embarca en una gira por Estados Unidos que sería el prolegómeno para sus giras de madurez por los países de Europa del Este en la década de 1930.
Al comienzo de la Guerra Civil decide embarcarse en un viaje por Europa que le lleva a representar su ópera Acté en Helsinki. Debido a la falta de medios de la Revista Musical Catalana, que hasta ese momento siempre había cubierto sus giras, no puede situarse con exactitud al violinista en el mapa europeo. Finalizada la Guerra Civil y con el inicio de la II Guerra Mundial, sus contratos se ven cancelados. Obligado a elegir entre una España dictatorial y una Europa en Guerra, Manén decide trasladarse a Lisboa, no regresando a España hasta 1942. Las giras por España, en las que alternaba obras que ya se habían convertido en clásicos de su repertorio junto a obras de producción propia, se prolongan hasta finales de 1949. Es en estos conciertos donde coincide con la pianista Rosa Sabater, junto a quien estrena parte de su producción.
En la década de 1950 es condecorado con diversos premios y homenajes. Sin embargo comienza a vislumbrarse su declive en la escena, algo que no afectó a su ánimo, haciéndose cada vez más frecuentes sus apariciones en diferentes emisoras de radio, tanto nacionales como internacionales.
Paralelamente a su trayectoria como concertista, desarrolló un poliédrico perfil compositivo que le llevó a ser autor de más de cincuenta obras, entre las que se incluyen sonatas, conciertos para violín, óperas y música adaptada para la escena, así como numerosas transcripciones y adaptaciones de obras de otros autores.
La obra de Manén no se limita al mero hecho musical, sino que junto a Felipe Pedrell contribuyó a la elaboración de tratados y estudios de carácter musicológico. Tal es el caso de El violín (1955) y Diccionario de Celebridades Musicales (publicado por primera vez en 1973). Como articulista colaboró con las revistas Ritmo, Catalunya artística y La Vanguardia.
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