Ricardo Orozco Muñoz nació en Valencia el 28 de junio de 1919 en el seno de una familia católica, a excepción de su padre. Educados él y sus hermanos en el colegio Nuestra Señora de Loreto, de inspiración francesa, tras la muerte de su hermana mayor Blanca con diecisiete años a causa del tifus en 1928 y la represión del intento revolucionario de octubre de 1934 la familia acentuará las ideas agnósticas y republicanas de su padre y adoptará una actitud contestataria en materia de religión. Su formación literaria se fue forjando en las reuniones que su padre y su hermano mayor, Pepe (conocido años más tarde como José Domingo), organizaban en torno a la mesa del comedor después de la cena. Sus lecturas procedían de los libros que Pepe cogía prestados de la biblioteca de su tío, hermano de su madre, Ricardo Muñoz Carbonero, médico que tuvo una de las primeras clínicas en Valencia con rayos X y diatermia y que atendía cada semana gratuitamente a los pobres en su consultorio de la calle de la Paz. Sus ideas progresistas influyeron indudablemente en la formación ideológica de sus hijos, Vicente y Ricardo Muñoz Suay.
Tras la proclamación de la República, día que Ricardo Orozco recuerda como uno de los más felices de su vida (ver Arch.RO/2/25), a raíz de los sucesos de Casa Viejas, se identificó más con el anarquismo y posteriormente con el socialismo. A su entregada lectura de los periódicos El Luchador y El Ateo y ejemplares de la colección La Novela Ideal, sumó la de Luz, Claridad y El Socialista, censurados y prohibidos por los gobiernos derechistas. Su hermano Pepe compraba El Sol, atraído por su sección literaria, y leían también El Mercantil Valenciano.
Al estallar la guerra civil española ingresó primero en la FUE (Federación Universitaria Escolar) con la JST (Juventud Socialista Unificada) y finalmente en el Partido Comunista. Es entonces cuando su hermano Pepe, Comisario General de la Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH), que agrupaba a las diversas FUE españolas, empieza a firmar con el seudónimo de “José Domingo”. Ricardo Orozco desempeñó durante estos años labores periodísticas en los diarios La Hora (Valencia, 1937) y La Vanguardia (Barcelona, 1937-1939), del que fue redactor-jefe y director eventual.
El último día de la guerra en Valencia, el 28 de marzo de 1939, Ricardo Orozco intentó salir de España por Alicante, como muchos otros, pero tanto él como sus hermanos Pepe y Carmen fueron detenidos por las tropas de Mussolini en el puerto mientras esperaban a los barcos franceses y británicos. Los trasladaron, primero, al campo de los Almendros, y después de ser entregado a las fuerzas regulares procedentes de África llevaron a Orozco al campo de concentración de la plaza de toros de Alicante, de donde consiguió salir, aunque bajo libertad provisional, debido (dice en Arch.RO/2/25) "a su corta edad, a la ignorancia de sus antecedentes de quienes le interrogaron y al problema sanitario y de mantenimiento". Le deniegan la prórroga para estudios por “desafecto al régimen”, pero el coronel retirado Mourille, a quien se presentó su padre, logra que se le declare “indiferente” y no “desafecto”. Es incorporado obligatoriamente a filas para cumplir tres años y medio de servicio militar como soldado raso en los fuertes de Enderrocat, San Carlos, Batería de Destinos y batería artillera de S’ Arracó (todo ello en Mallorca). Durante este periodo escribirá muchos de los poemas y algunas obras de teatro, que se conservan en su archivo (Arch.RO/2/1-9). Allí en S’ Arracó-Andraitx en 1943 conocería a un excapitán de caballería que leyó y envió una de sus obras (titulada "El que se vence", destruida por el propio autor, tal y como él mismo confiesa en Arch.RO/2/25) a su amigo Federico Oliver Brachfeld, psicólogo discípulo de Adler y editor. El interés de Brachfeld por conocer al autor, llevó a Ricardo Orozco en el último permiso de su carrera militar a viajar a Barcelona para encontrarse con él. Así empezaría la amistad entre ellos y su colaboración editorial como traductor y corrector con las editoriales Tartessos y Victoria, ambas fundadas por Brachfeld. Los años en Barcelona, de 1945 a 1947, en una casa de la calle Tallers, quedarían reflejados en su novela "Nos bastaría el amor", como él mismo confiesa en uno de sus relatos autobiográficos (ver Arch.RO/2/24). Truncado por la censura el intento de fundar la revista "Diógenes, buscón de las artes y las letras" y habiéndose casado en Barcelona, regresa a Valencia en 1947 y emprende en Valencia trabajos literarios y de representación comercial con el profesor norteamericano Francis Pascal.
En 1950 funda allí El Sobre Literario, revista en formato de colección de entregas sin carácter periódico y sometida a la censura de Madrid. “Fue la primera revista que hizo un balance del primer medio siglo de literatura, pintura, escultura, música, etc., con referencia a nuestros mejores valores silenciados por entonces, y también la primera publicación que incluyó hojas escritas en las diversas lenguas vernáculas ”, en palabras del autor (Arch.RO/2/25). La excesiva intervención de la censura en el último número hizo que Ricardo Orozco tomara la decisión de suprimir la publicación y buscar mejor fortuna en Buenos Aires, adonde se marchó en octubre de 1957 (se conserva un texto de su partida, titulado “Notas de un viaje”, en Arch.RO/2/28), licenciado ya en Psicología desde 1954. Desde el principio trabajó con varias editoriales, como Ediciones de la Imprenta López, Creaciones Gráficas, Fabril Editora o El Ateneo en la que fundó una “Oficina Literaria” y dirigió numerosas ediciones durante casi dos décadas. Colaboró en los diarios La Nación y La Voz del Interior (como revelan los recortes de prensa conservados en Arch.RO/3/1 y Arch.RO/3/2, respectivamente) y en la revista Sur, publicando artículos sobre literatura e incluso narraciones y poemas propios y también en emisoras de radio (Arch.RO/3/13), impartiendo conferencias (Arch.RO/2/13-38) y tuvo la oportunidad de ver representadas allí algunas de su obras, como Puño, estrenada en el Teatro Florencio Sánchez en 1962.
En Argentina entabló amistad con otros exiliados como Jacinto Grau, Guillermo de Torre, Claudio Sánchez Albornoz y reforzó la que ya tenía con Teresa Ramonet y Ricardo Bastid Peris, pintor y escritor fallecido en accidente de tráfico en 1966. Del primero se conserva en el archivo personal una abundante correspondencia con Orozco, así como de Manuel de Pedrolo, Domingo Pérez Minik, José Luis Cano, Francis Pascal, Gregorio Marañón o Gabriel Celaya, entre otros (Arch.RO/1/1-34).
A principios de enero de 1975 dejó de colaborar con La Nación cuando, según el propio Orozco (Arch.RO/2/25), “adoptó una política de tono evasivo ante las acciones represivas del triple A y otras fuerzas parapoliciacas”. Ante el futuro poco esperanzador que vislumbraba y no sin pena, regresa a España, a Valencia, en mayo de 1977. Se dedicó a mal pagados trabajos editoriales mientras publicaba artículos, un libro patrocinado por el ayuntamiento valenciano, algún cuento suelto e intentaba sin éxito estrenar sus obras de teatro o publicar obras inéditas. Falleció en su Valencia natal el 30 de abril de 2011.
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