El restaurante Lhardy fue fundado en 1839 por el restaurador francés Émile Huguenin. Es considerado uno de los primeros y más antiguos restaurantes de Madrid. Ubicado en la Carrera de San Jerónimo, comenzó como una pastelería que su propietario convirtió después en restaurante. Según José Altabella, el nombre del establecimiento vendría sugerido por el del famoso Café Hardy, de París. Su propietario tomaría después el nombre de su negocio, autodenominándose como Emilio Lhardy. El establecimiento no tardó en convertirse en punto de encuentro de las clases mejor situadas de la corte.
La reina Isabel II lo visitaba de incógnito, tradición que continuaron su hijo Alfonso XII y su nieto Alfonso XIII. Aristócratas y burgueses también hicieron suyo el restaurante desde que, en 1841, el marqués de Salamanca, el financiero artífice del ensanche urbano de Madrid, celebró allí el bautizo de su primogénito. Su salón japonés fue el espacio preferido del general Primo de Rivera; se daba cita con ministros y personalidades de la Dictadura. Allí se decidió el nombramiento de don Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República y en otros salones se retaban en duelo caballeros. Por Lhardy han pasado numerosas celebridades de la época y en sus cenáculos se han dejado ver en distintas épocas Federico García Lorca, Benito Pérez Galdós, Ramón Gómez de la Serna, Ortega y Gasset o Jacinto Benavente. Se cree que la vida de Lhardy como restaurante solo se interrumpió durante la Guerra Civil.
Desde los inicios es famoso por su consomé servido en el samovar, a modo de auto-servicio. También ofrecía servicios de cáterin de alto standing a los hoteles y para las celebraciones de la alta sociedad, cosa que ha quedado reflejada en sus libros de contabilidad. En la actualidad funciona como tienda en su planta baja, donde se pueden comprar, entre otras cosas, pasteles, fiambres, quesos y platos preparados para llevar, y como restaurante en su parte superior, organizado en varios salones.
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