Hablar de literatura gastronómica, de libros que se centran en la cocina o en las recetas, de ensayos que analizan el hecho alimentario y sus implicaciones culturales, sociales o estéticas no es algo que se pueda hacer en abstracto. No hablamos de un fenómeno aislado sino de una manifestación que se entremezcla con muchas otras, se difumina y pasa a ser parte de un todo cultural indisoluble.