David Stern
Los libros hebreos que los judíos de Sefarad produjeron durante la Edad Media constituyen uno de los logros culturales más importantes de la historia judía. A partir del s. XII, y es posible que incluso antes, los judíos de la Península Ibérica copiaron, decoraron e iluminaron manuscritos hebreos de todo tipo (obras legales, libros de oración destinados al uso litúrgico, de poesía y belles-lettres, filosofía, homilética, e incluso ciencia). La mayor parte de estas obras se redactaron originariamente en hebreo, pero muchas otras fueron escritas en judeo-árabe, y algunas traducidas del árabe o del latín. Muchas de ellas fueron además decoradas e ilustradas, en ocasiones magnificamente. Tradicionalmente, dos géneros han destacado por su excepcionalidad en el extraordinario conjunto de libros producidos en la Península Ibérica: la Bibla hebrea y la Haggadah. Las haggadot sefardíes se han estudiado en detalle, y han formado parte de muchas exposiciones. Frente a esas exposiciones, la que aquí nos ocupa se centra en la Biblia y obras auxiliares a su lectura y estudio; comentarios bíblicos, y otras obras de tipo parafrástico. En este ensayo me propongo esbozar las líneas fundamentales de la historia de la Biblia hebrea en Sefarad, desarrollando algún aspecto de carácter más general relacionado con ella.